No sabemos cómo es la realidad, la sesgamos con nuestra mirada. Sólo sabemos cómo la observamos o cómo la interpretamos. Somos observadores de la realidad que vivimos.
Para conocer y conocernos, necesitamos OBSERVAR y OBSERVAR CÓMO OBSERVAMOS (a nosotrxs mismxs, a los demás, a la vida, las dificultades, las relaciones, el trabajo, el placer, el ocio…). Somos como observamos, observamos como somos.
Para observar hace falta que aquello que se mira sea el centro de nuestra atención. Observar permite darnos cuenta y para subir el nivel de consciencia hay que ver cosas que no estamos viendo. Hay que mirar donde no estamos mirando.
Entonces DES-CUBRIMOS.
La observación permite “distanciarse” de un fenómeno que se vive sin que nos arrastre. No es lo mismo observar, que pensar y analizar cognitivamente lo que nos sucede. Es esencial aprender a observar y describir internamente lo que está siendo. Mirar más allá de lo que ven nuestros ojos, más allá de la imagen que tenemos de nosotrxs mismxs, de la imagen que proyectamos a los otros o a la realidad que vivimos. Observar lo que está sucediendo en este preciso instante, sin juzgar, sin cambiar nada, dejando que sea simplemente como es. Es prestar atención a la experiencia del momento presente, con interés, curiosidad y aceptación.
La observación produce un efecto natural de cambio, entendiendo la observación como aceptación de lo que está siendo y la posibilidad de que ese estado permita una modificación perceptiva y relacional. La aceptación es un cambio y el cambio, una aceptación de la evolución del ser. Sin embargo, hay un proceso distinto cuando aparece un deseo de cambio que requiere voluntad. Es decir, la aceptación no es tan evidente cuando al observarlo quiero cambiarlo, porque en ese momento ya estoy juzgando. Si hay deseo de cambio entonces no hay aceptación.
Nos encontramos con un proceso de doble aceptación y de doble cambio: observo y acepto, algo cambia al reconocerlo; y desde el reconocimiento puede emerger un deseo de evolución, es decir, un deseo de cambio que requiere de mi voluntad.
El proceso sería: acepto lo que es y acepto que quiero un cambio:
- ESTO ES LO QUE ES.
- ¿ESTO ES LO QUE QUIERO?
La observación es contemplativa y el cambio que se produce de la misma también, pero el deseo evolutivo de cambio es activo y requiere de nuestra voluntad.